CAPITULO IX CONGLOMERADO DE SENSACIONES
Pasaron los días, y de la mano de Susan , la fundación creció un poco más. No solo mejoró en lo económico, sino también en calidad humana. Su presencia —organizada, luminosa, persistente— atrajo voluntarios, ideas y sonrisas que antes no llegaban. En medio de aquella vorágine de gestiones, Susan logró conseguir entradas gratuitas para un parque ubicado en una de las lomas del municipio llamado “ Laflor -ida”. Para la salida se alquiló un bus con capacidad para cincuenta personas, y entre los asistentes, por fin, pudo ir Mariana: la niña del linfoma. Mariana viajó junto a su madre, sentadas justo delante de Arturo y Susan . Durante el trayecto, la pequeña se puso de pie en el asiento, desobedeciendo suavemente las advertencias de su mamá. Sus ojos curiosos se posaron por primera vez sobre Susan . Era su primer encuentro visual. Susan le sonrió con dulzura y extendió una mano, queriendo saludarla. Mariana, sorprendida, se intimidó un poco y volvió a sentarse ...